Somos cuerpo y tiempo

Marisol Daza
3 min readJul 11, 2021

¿Alguna vez haz tenido ganas de leer pero no encuentras pasión por ningún libro? Es un bloqueo lector y a muchos nos pasa. luego de leer una obra grandiosa, leemos las siguientes con cierto sinsabor.

Estaba en un bloqueo lector cuando me encontré con la obra “En el cuerpo que nací” de Guadalupe Nettel, en las primeras páginas me atrapo la sencillez del lenguaje, cada una de las historias que iba narrando se fueron entretejiendo con la mía y me ayudó a recordar el poder que tiene la literatura de unir historias de vida.

Guadalupe nos abre la puerta a sus recuerdos de infancia y adolescencia, ella intentar desentrañar toda esa madeja de situaciones, emociones y pensamientos que la acompañaba en esa época, haciendo una serie de interpretaciones que buscan disipar la incertidumbre del presente.

El cuerpo en el nacimos no es el mismo en el que dejamos el mundo.

¿Alguna vez te han molestado eso kilos de más, o ese lunar mal ubicado en el rostro, o esa figura tan desaliñada que ves cuando miras al espejo? ¿Si? Pues, bienvenido al club, todos hemos aborrecido aunque sea por un segundo lo que vemos en el espejo. Guadalupe al igual que tú y yo, creció sin sentirse a gusto con su apariencia física. Una imagen propia distorsionada y una avalancha de críticas y la necesidad de mejorarla por parte de su madre la acompaño durante sus primeros años. Al leer su historia comprendí que no importa la edad ni la ubicación geográficas en un punto a todos nos atormenta el cuerpo en el que viajamos, hasta que aprendemos a aceptarnos y valorarnos .

…me decidí a habitar el cuerpo en el que había nacido, con todas sus particularidades. A fin de cuentas era lo único que me pertenecía h me vinculaba de forma tangible con el mundo, a la vez que me permitía distinguirme de él.

Siento que nunca somos plenamente conscientes de las huellas indelebles que dejamos en los otros y, menos en los niños que nos rodean. Los padres de Guadalupe nunca entendieron el impacto de sus silencios, ausencias y desplantes. En un afán por la libertad y la modernidad ellos y otros adultos quebrantaron la infancia de Guadalupe y su hermano al exponerlos a una sexualizacion de sus cuerpos de manera precoz, creando ideas distorsionadas de la sexualidad, de las relaciones interpersonales y de su identidad.

Las heridas que nos vamos heredando como una segunda carga genética

Es “En el cuerpo que nací” donde convergen los problemas de la cultura machista en Latinoamérica, la búsqueda de identidad de los niños migrantes, la necesidad de evadir la realidad, el consumo precoz de drogas, la importancia del recuerdo y del olvido. Guadalupe pone en el papel su memoria y nos ayuda a comprender nuestra propia historia.

Las duda no me han dado tanto miedo. Poner en cuestión los acontecimientos de una vida, la veracidad de nuestra propia historia, además de desquiciante, debe tener algo de saludable y bueno.

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Marisol Daza

¡Bienvenidos! Este será un espacio para llenarnos de nuevas historias.